La historia de las Pretty Ballerinas es una historia de atrevimiento emprendedor. Pretty Ballerinas es una marca española de bailarinas, zapatos de mujer de suela plana que imitan los zapatos de baile tradicionales. La marca nació en las entrañas de un taller de calzado de Menorca allá por el año 1918.
En ese tiempo se puso de moda el ballet en la isla y los padres apuntaron a sus hijas a hacer esa disciplina de baile. El taller de Pedro Mascaró aprovechó el inconveniente que suponía el precio por el sobrecoste de traer las zapatillas de bailarinas desde la Península.
Los pedidos llegaban y el trabajo nunca faltaba, pero fue el impulso del hijo de Pedro Mascaró el que sacó a las bailarinas y a la marca de los confines de la isla para exportar sus productos también en la Península.
Innovación
La primera innovación de Pretty Ballerinas fue ponerles una suela para que se usaran como cualquier calzado, para caminar por la calle. También se idearon diseños para ponerles algo de tacón. La empresa nunca ha dejado de ser familiar y ha sido el esfuerzo de los descendientes los que han hecho que la marca se consiguiera internacionalizar.
El salto definitivo de Pretty Ballerinas llegó en 2002 cuando se idearon diseños atrevidos con formas y colores llamativos que convirtieron a estos productos en deseados objetos de diseño, en creaciones con estilo inconfundible y en motivos para coleccionistas.
El principal problema al que se enfrentó Pretty Ballerinas con sus colecciones atrevidas en esos momentos fue el conservadurismo de los propietarios de las tiendas de calle que sólo deseaban colores confiables, monotonos, verdes, azules, muy lejos del atrevimiento que quería darle Pretty Ballerinas a la comercialización de sus diseños.
Todo se solucionó cuando la marca comenzó a vender en Internet con tienda propia online en 2005. A partir de ahí todas las colecciones se cuentan por éxitos de ventas. Pero, ésa, ésa, es otra historia.
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