El mundo del taxi es casi una vocación, o al menos antes lo era. El que accedía a poder comprar una licencia se convertía, desde ese momento, en un elegido por la divinidad, en una persona que se sabía todo el callejero y, además, tenía las claves para usarlo de la mejor manera posible, llegando a todos los sitios que nosotros decíamos y consiguiendo llevarnos en tiempo récord. Y es que si algo tiene este servicio de transporte es precisamente la posibilidad que nos brinda de llegar siempre a la hora que tenemos que llegar y, por tanto, alejarnos de la etiqueta de impuntuales.
Obviamente, y con la llegada del siglo XXI, el mundo del taxi se ha profesionalizado aún más. De hecho hay ayuntamientos que ya piden a sus taxistas que deben tener el título de la ESO para poder ejercer sin problemas sus labores. Esto es de lo más importante, porque así se puede conseguir un poco más de sentido común en la profesionalidad de un oficio como el que hoy te estamos comentando, aunque la decisión, junto a otras de parecido tenor, ha causado cierto revuelo.
Sin embargo, junto a las polémicas y a las situaciones que todos conocemos dentro de este mundo, tenemos otras que nos hablan de la posibilidad de hacer cosas muy interesantes para que nuestro taxi pueda convertirse en enormemente viable. Vamos a echar un vistazo a algunas de las más interesantes, ya que todo aquello que esté pensado para ser más efectivos en nuestra praxis empresarial será siempre enormemente bienvenido.
Lo primero que tenemos que tener en cuenta es que un taxi tiene que estar, sí o sí, publicitado en la Red de redes. Da igual que pensemos en darnos de alta en una guía para encontrar teléfonos de taxis de las que pululan por Internet; da igual si ponemos en marcha una página gratuita para darnos publicidad y para decirle al cliente nuestros servicios, precios o cualquier otra cosa; da igual si ponemos en marcha ambas cuestiones, lo que aquí importa, y eso es lo que nos tiene que interesar, es localizar lo que de verdad nos va a funcionar para que nuestros servicios profesionales puedan ser conocidos por infinidad de personas; así seremos más directos a la hora de seguir recolectando usuarios que hagan viables nuestros servicios.
Por supuesto hay otras mejoras que se pueden aplicar y que convertirán nuestro taxi en apetecible. Desde una limpieza absoluta y diaria (sin abusar de esos ambientadores de pino tan intensos) hasta el hecho de convertir nuestro coche en un reclamo turístico por sí mismo (bien porque sea un automóvil clásico, porque ofrezcamos prensa diaria, porque llevamos unos carteles graciosos en la puerta), hay mejoras que se pueden aplicar sin ningún problema en nuestro vehículo, y que naturalmente buscarán la primera ley de la empresa sostenible: usuarios. Sin ellos nada es posible, así que un taxista también los ha de buscar de alguna manera…