Apple, Mango, Primark, incluso Lidl… tienen en común una estrategia reciente de apertura de grandes locales comerciales en los que ofrecer sus productos a los clientes, en espacios amplios, luminosos y con cierta decoración clásica.
Pero si bien dentro de cada local es fácil llamar la atención con un diseño de interiores cuidado y acertado, en el exterior compiten normalmente en grandes avenidas, con rivales del mismo nivel y ante el reto de llamar la atención a los viandantes.
Tres elementos se identifican en la estrategia de marketing visual de estas empresas. El primero, cada vez más obvio, el gran escaparate. Que la iluminación permita entrar por ventanales gigantes en los que exponer mínimamente reclamos de los productos más llamativos.
En segundo lugar, la identificación corporativa, con la propia marca en la entrada de cada local, en lo alto y de forma indicativa del lugar en el que cada cliente potencial se adentra en busca del producto deseado.
Y, por último, cada vez con más frecuencia, las banderas publicitarias. El cartel promocional se sustituye paulatinamente por estos elementos de marketing clásicos, que regresan a la actualidad con mayor énfasis, debido a que transmiten tradición y elegancia.
Es cada vez más corriente encontrarse en lo alto de la mirada del viandante una o dos banderas, con el logotipo de la empresa, que parecen incitar la entrada a sus instalaciones, de una manera más efectiva que ningún otro recurso comercial reciente.
Las banderas o banderolas publicitarias pueden ser de muchas formas. La ubicación de las mismas y también el diseño presente en su acabado influirán mucho en la forma definitiva que presentarán.
Las más comunes son las banderas verticales con y sin brazo. Si bien las que más llaman la atención son las banderas publicitarias con forma del producto estrella de la empresa. Junto a las banderas para mástil de pared, estas tres tipologías están cada vez llenando más las calles comerciales de las grandes ciudades, recuperando así un estatus clásico de marketing publicitario, que hacía mucho tiempo que no se veía entre grandes comercios.
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