Inflower es el sonoro nombre de una marca y de una empresa que diseña, confecciona y comercializa pañuelos grandes y floreados para mujer. Hasta aquí nada de especial. Sin embargo, si contamos toda la historia, desde el principio, de este proyecto, no es difícil caer en la cuenta de que se trata de un proyecto único para una finalidad muy especial.
A María Labaronnie, el alma de Inflower le diagnosticaron hace unos años un cáncer mientras estaba embarazada. Fue entonces cuando la vida se le paró. El tratamiento contra el cáncer al que se tuvo que someter le hizo perder el pelo. Y cuando buscó propuestas estéticas en centros de belleza para mejorar su aspecto físico, encontró que los precios de las prótesis capilares, las pelucas, eran cuando menos abusivos.
Recobrada de su enfermedad, se decidió a hacer algo al respecto en 2013. Compró telas de colores, diseñó pañuelos más económicos que suplieran a las pelucas y que permitieran dar alegría visual e identidad a las mujeres con cáncer.
La ilusión de Inflower
Inflower es la ilusión de María Labaronnie, una ilusión compartida con Katalin, su amiga que es la encargada de confeccionarlos. Inflower se ha lanzado a la aventura de ofrecer los diseños de sus pañuelos en hospitales y en asociaciones de afectados por el cáncer.
Inflower aprovecha en estos momentos la viralidad del proyecto de sus coloristas pañuelos en las redes sociales y en la web que consiguió terminar con la ayuda de un amigo y un presupuesto de apenas mil euros.
El reto de esta emprendedora ha sido conseguir las telas lo más baratas posibles para ofrecer precios ajustados sin dejar de entregar calidad en cada modelo. Los pañuelos de Inflower son alegres, divertidos, llamativos, coloristas, ideales para recordar que quienes los llevan han hecho una apuesta personal por la vida.
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